Nicolás Burdisso: del fútbol europeo a la bodega propia en Mendoza
Apasionado del vino, crearon junto a su mujer Vinos de Potrero, una bodega boutique de alta gama en Gualtallary, con productos de $ 240 a $ 800 al público.
El vino no solo atrae a estrellas de la música y el cine.También crece el número de deportistas que deciden incursionar en el mundo enológico.
A nivel mundial, el golfista Greg Norman fue uno de los pioneros en tener su propia bodega. Pero la atracción también tiene su nexo con el fútbol: hace unos años, surgieron etiquetas con el nombre de Diego Armando Maradona, del ex jugador colombiano Carlos "el pibe" Valderrama y de Lionel Messi, con fines benéficos. Luego, también José Luis Chilavert, ex arquero de la Selección de Paraguay y de Vélez Sarsfield, coqueteó con la idea.
Ahora, con una diferencia fundamental, es el ex jugador de Boca Juniors, de la Selección Argentina y del Inter y actual defensor del Genoa, Italia, Nicolás Burdisso, quien lanza sus propios vinos. Pero él no pone su firma a sus vinos, ni siquiera su nombre, sino que creó, junto a su mujer Belén Soler Valle, una bodega propia en Gualtallary, Valle de Uco, Mendoza, por su pasión por el vino.
"Nos gusta mucho el vino, solemos recorrer bodegas y viñedos en Italia, donde vivimos, y también en Francia; somos apasionados por el vino. La idea de tener una bodega propia surgió hace mucho, para unir las dos pasiones: el vino y el fútbol. Primero compramos un finca, en 2008, en Gualtallary, porque la idea siempre fue apostar por nuestro país", cuenta Nicolás Burdisso, desde Génova. "Queríamos que el vino fuera el protagonista, tenemos un terroir único, no queríamos que fuera el vino de. Por eso no lleva mi nombre", aclara.
La bodega fue bautizada como Vinos de Potrero. "La llamamos así para juntar las dos pasiones, sin que sea muy explícito que hay un jugador de fútbol detrás del proyecto. Son las dos pasiones que tenemos de toda la vida, el fútbol y el vino", agrega.
Belén Soler Valle, su mujer y gerente del proyecto, explica que el vino debe ser el protagonista.
Belén Soler Valle, su mujer y gerente del proyecto, explica que el vino debe ser el protagonista.
"Quisimos hacer una analogía entre el potrero y el terroir. En Mendoza, a la altura de nuestra finca, la vid soporta frío helado a la noche y sol abrasador de día; los suelos son áridos y pedregosos, la planta tiene que trabajar mucho y sufrir para dar la mejor fruta. En el potrero, quien se destaque en un terreno desnivelado, con charcos, podrá hacerlo en los mejores estadios del mundo. De ese terroir salen los mejores vinos, del potrero, los mejores jugadores", explica Soler Valle.
El proyecto es familiar y el matrimonio espera que sus hijos, con quienes visitas bodegas de Italia y Francia de paseo, puedan enamorarse tanto como ellos del vino y, así, continuar luego con Vinos de Potrero.
La elaboración de sus vinos de alta gama están a cargo del enólogo Bernardo Bossi Bonilla, quien trabajó en bodegas como Catena Zapata, Ernesto Catena Vineyards y Casarena.
"Compramos la finca en 2008; en 2014 habíamos lanzado un vino pero sólo para nosotros. Aún no tenemos bodega, porque la partida es muy limitada; nuestro equipo trabaja en una bodega de Altamira, cerca de la finca. Pero es un proyecto a futuro es tener nuestra propia bodega y poder recibir a nuestros amigos", explica Soler Valle.
"Compramos la finca en 2008; en 2014 habíamos lanzado un vino pero sólo para nosotros. Aún no tenemos bodega, porque la partida es muy limitada; nuestro equipo trabaja en una bodega de Altamira, cerca de la finca. Pero es un proyecto a futuro es tener nuestra propia bodega y poder recibir a nuestros amigos", explica Soler Valle.
Hace poco más de un mes, lanzaron sus primeros vinos a la venta, todos de alta gama y en partidas limitadas: Malbec de Potrero, el más económico, de $ 240 al público; Reserva de Potrero, también Malbec, a $ 320; Gran Malbec de Potrero, a $ 450, y su ícono, El Debut de Potrero, a $ 800, del cual se producen unas pocas botellas.
En 2016, hicieron 24.000 botellas y, este año, serán 36.000. "Queremos crecer de a poco, pero en partidas limitadas, no será una bodega masiva, sino boutique y de calidad", aclara.
"Si queríamos una inversión segura no hubiésemos apostado al vino; lo hicimos porque es nuestra pasión, en nuestro país, cuidando cada peso. Por ahora vendemos en la Argentina y en Italia, la idea es seguir creciendo y llegar a otros mercados, pero con base en la Argentina", destaca Burdisso, quien juega en Italia desde hace 14 años y prevé seguir ligado al fútbol tras su retiro.
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